Una
cosa es con cajón y otra con guitarra, con esa frase podríamos explicar en algo
lo que desgraciadamente viene sucediendo en nuestra ciudad, como consecuencia de
una pésima gestión municipal, liderado por su alcalde Alberto Espinoza Cerrón.
Cerrón,
como casi todos lo conocen, lideró por muchos años su candidatura para hacerse
del sillón municipal recién en las elecciones pasadas, para ello utilizó un
discurso recurrente de honestidad, transparencia, eficacia y, sobre todo, cero
corrupciones.
Debutó
mal y con la pierna en alto dedicándose exclusivamente a quejarse de las
irregularidades en la gestión de su antecesor Vladimir Meza Villarreal, hizo el
papel de la fiscalía en liderar las denuncias, partiendo por el caso Consorcio
Huaraz, rechazando el MALL, pero prometiendo hacer otros cuatro. Hasta ahora
nada.
Lo
mismo pasó con el mantenimiento de colegios, entre ellos Jorge Basadre y La
Soledad, no se sabe en que están. A pesar que estaba listo para su licitación,
el único que se continuó, pero con un retraso de dos años, fue el observatorio
del delito justificando la demora que todo estaba mal y necesitaba hacerse de
nuevo.
En
realidad, no se hizo nada nuevo, más bien redujeron metas, pero aumentaron el
presupuesto; teniendo como resultado cámaras de seguridad que ya empezaron a
fallar, mientras seguimos sumidos en la creciente inseguridad ciudadana; dicen
que la culpa la tiene Hidrandina.
Paralelo
a ello vinieron las planillas fantasmas en la Gerencia de Servicios Públicos,
los Terry audios, entre otros, que para el alcalde Cerrón no era ningún indicio
y menos prueba de corrupción o al menos un aviso de que algo andaba mal.
“muéstrenme pruebas claras, como un video recibiendo coimas o algún acto
delictivo”, respondía el alcalde ante las críticas de la prensa.
Luego
aparecieron otras denuncias sobre cobros de cupo a empresarios de parte de dos
de sus funcionarios, nuevamente para el alcalde no era prueba, más bien
fantasmas de sus opositores que buscaban dañar su excelente gestión. Bueno,
dice un viejo adagio “no hay peor ciego que no quiera ver”.
No
decía poner la mano al fuego por sus funcionarios, pero en la práctica lo hacía
o se lo hacían. Lo recientemente sucedido con su protegido gerente municipal,
es solo una de las tantas sorpresas que harán público los trabajadores del
sindicato durante la próxima semana.
“No
solo se ha contratado hijos y otros familiares, hay cosas más delicadas, como
la falsificación de firmas, peleas por coimas, entre otros, que ahora han
sumido en un déficit absoluto a la municipalidad”, señalaron los
sindicalizados.
¡Dios
mío!, a donde estamos llegando, ojalá no se confirme lo que tanto se habla en
el pasillo municipal, generado por sus propios partidarios y colaboradores que
al parecer ya no pueden maquillar más las evidencias.